Hubo tiempos duros en mi familia y mi madre no los quiere recordar, pero nosotros sí, porque nos preparaba una receta exquisita hecha con nada. Nunca más ha querido repetirla. Para darle un toque de sofisticación, la llamó "Empanadas rusas" y así se llaman en la familia.
No es otra cosa que cebolla cortada en juliana (de pluma, decimos en Chile) con la que ya aliñada se junta con una pasta de harina, huevo y un poco de aceite para hacer un rebozo como lo hacen habitualmente.
Mi mamá los hacía fritos, pero pienso que en pequeños montoncitos se pueden llevar al horno. Se gasta en gas o electricidad, pero menos en aceite y es más sano.
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